domingo, 7 de diciembre de 2014

LOS “MITOS” DE LAS LENGUAS

redactado por Karen Frías Benedicto

Como ya hemos comentado en artículos anteriores, la comunicación es un factor muy importante en el día a día, pero también, y sobre todo a lo que nos acontece, en la experiencia erasmus y, por lo tanto, estudiantil, tanto si cursas un erasmus como si no.

A menudo la gente tiende a recurrir a las lenguas de forma negativa, con esto me refiero a que muchos españoles, y supongo que gente de otros países también, piensa que eso de las lenguas es pan comido, y es que a visión de la mayoría, las letras es la rama fácil dentro del plano estudiantil.

El primer ejemplo lo ponemos con el español. A menudo recibo preguntas del tipo ¿es que no sabes hablar ya el español? ¿Para qué lo estudias?, pero… ¿realmente un nativo, en general, sabe hacer un buen uso del idioma, y ya no me refiero al ámbito familiar, sino al formal? La respuesta es obvia, y ante esto la negativa es grande. La prueba está en muchos de los errores que se cometen en los medios propagandísticos como la televisión o la prensa.

Partiendo de esta base, si nosotros mismos no controlamos nuestra lengua ¿cómo vamos a saber controlar a la perfección una distinta?

Del inglés la gente afirma su facilidad, basando su afirmación en que lo estudiamos durante toda la vida, pero luego cuando llega la hora en la que te obligan a sacarte un certificado que acredite tus conocimientos en dicho idioma la cosa no hace gracia.

Otro idioma, que se supone que es muy fácil de aprender es el italiano, ya que el origen entre el castellano y el italiano es el mismo, el latín. Y es verdad que hay muchas similitudes léxicas entre los dos idiomas, pero no todo, y me remito a lo dicho anteriormente, es pan comido.

Es aquí donde nos encontramos con los primeros dos mitos de las lenguas. El primero es en relación a lo que dicen los españoles del italiano, y está en la afirmación de que es fácil, ya que solo hemos de añadir <–i> al final de cada palabra. Los ejemplos, pues, son claros: macarroni, espagueti, pantaloni, bambini…

Pero no solo somos los españoles los que le otorgamos facilidad a dicho idioma, sino que también sucede en el caso de los italianos, quienes piensan que para hablar castellano simplemente hay que añadir eses. Y esto es algo que a mí me resulta interesante, hasta hace poco no me había planteado como se veía, desde la perspectiva del estudiante, o no estudiante, el español como lengua extranjera.

Pero no es el único mito acerca del español, sino que en Polonia, se afirma que para escribir español lo que hace falta es añadir eses, oes, es y aes.

Pero la cosa frente a las lenguas románicas no queda aquí, sigamos con el caso del francés. El mito, o no tan mito, lo encontramos en la pronunciación, a la cual le otorgamos siempre un sonido similar al de la [g] o al de [γ]. Esto lo podemos comprobar en las constantes imitaciones que hacemos para imitar como hablan los francos el español, o su propio idioma. Pero también le otorgamos otra característica, su “abundante” terminación en<-e> o sus <-e-> internas.

Con el portugués la principal característica está en sus <-ñ> o como ellos escriben <nh>, además de sus muchas terminaciones en <-eiro>.

Pero no solo las lenguas románicas tienen “mitos” sino que seguimos hablando de las características de las demás lenguas, que no son tan cercanas a nuestro idioma.

Del alemán afirmamos su gran parecido con el inglés, un ejemplo es el de come, aunque la verdad es que no se pronuncian de la misma forma, pues mientras el alemán es una lengua que, al igual que el español, acopla la grafía a la fonética, y se pronuncia o se lee la palabra tal cual se escribe, el inglés mantiene una pronunciación diferente a su escritura.

Pero esta no es la única característica que le otorgamos al alemán, sino que también es peculiar la abundancia de consonantes dentro de un núcleo silábico, de este modo no es raro que se afirme que el alemán es añadir h,t y z a la palabra. También nos resulta característico el gran número de palabras compuestas mediante prefijos. En cuanto al inglés, la mayoría de los hablantes intentamos hacer, en nuestro caso, palabras españolas como inglesas mediante los sufijos -ing y -eision.

Pero todo no es coser y cantar, y a la hora de ponernos en el estudio de cada lengua todos tenemos nuestros tropezones, y nuestra dificultad en diferentes aspectos de cada idioma.

Uno de los primeros problemas con los que nos encontramos es el de la pronunciación. Y esto, suele ser una dificultad en casi todos los problemas, ya que podemos conocer a la perfección la gramática y el vocabulario, pero no su fonética. Ejemplos de ello es, en primer lugar desde el español la fonética vocálica del inglés, entre otros, en contraposición, tanto a los alemanes como a los ingleses les cuesta pronunciar nuestra /r/ vibrante múltiple, del mismo modo que a los españoles nos cuesta pronunciar su /r/, o mejor dicho [ɾ]. Y esto es debido a la poca atención que se le presta a la pronunciación en la enseñanza de cualquier idioma.

Encontramos aquí otro mito, el de que la pronunciación del español es fácil (Santamaría Busto, 2010:1). Esto es debido a la creencia de que el español se pronuncia tal cual se escribe. Y la verdad es que cada aprendiz, dependiendo de su país de origen, pronunciará cada letra según la manera de su lengua materna.

Otro de los problemas con el que se encuentran los alumnos que estudian el español como L2 es el del género, en saber diferenciar si una palabra es masculina o femenina. Este, por ejemplo, es un error frecuente con los alemanes, pues tienen tres géneros, masculino, femenino y neutro, a diferencia del español, quitando de alguna excepción. Pues por ejemplo, en alemán niño es Das Kind, neutro, y en español es niño, masculino, o niña, femenino, o en alemán es Das Car, neutro, y en español es una palabra únicamente masculina. Además, que también ocurre que palabras masculinas en español en alemán sean femeninas, y viceversa.

Otro de los problemas, en la enseñanza, es el de los tiempos verbales, y la dificultad que tiene el subjuntivo frente a la mayoría de los estudiantes de español como L2.

Por todo esto, nos hemos planteado cómo se ve el español desde fuera, desde la perspectiva de un estudiante Erasmus y las coincidencias son bastantes. La mayoría de los estudiantes cuya lengua materna es románica considera que no es una lengua difícil, la que no la tienen como materna observan que habiendo estudiado más lenguas, como el inglés, es fácil aprender la lengua, y otros, piensan que coger una base no es difícil pero que alcanzar un cierto nivel sí. Además las principales dificultades se encuentran en la gramática, exactamente en los verbos, sobre todo en el subjuntivo, mientras que las principales ventajas están en el léxico.




La verdad, es que nos encontramos frente a incontables problemas a la hora de aprender un idioma, pues aprender la base de cualquier idioma no es lo más difícil, pero perfeccionar esa base inicial no es tarea fácil, y eso lleva sus dificultades, tanto para el aprendiz como para el profesor de ELE.


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